La toma de conciencia sobre la problemática del tiempo se inicia con la constatación de una gran desigualdad entre géneros en relación con la distribución del tiempo y con la capacidad de decisión sobre su uso.
Como atendiente, el patriarcado no solo organiza los roles: organiza también los ritmos, los horarios, las disponibilidades, las cargas y las expectativas. Define qué tiempos tienen valor económico y cuáles no. Define quién puede dedicar tiempo a sí mismo, a su carrera, al descanso, al ocio, a la política… y quién no puede permitirle porque sostiene silenciosamente el bienestar de otros.
Los datos muestran que los hombres hacen más horas de trabajo remunerado, mientras que las mujeres asumen más trabajo doméstico y de cuidados, especialmente en familias con criaturas. Por ejemplo, en Cataluña las mujeres dedican bastante más tiempo al trabajo doméstico y familiar y continúan asumiendo la mayor parte de estas horas, aunque la diferencia se ha reducido ligeramente con los años. (Fuente de los datos: Ayuntamiento de Sant Boi de Llobregat)
◼️El cambio en los roles de género (con la incorporación progresiva de las mujeres al trabajo remunerado de forma superpuesta al trabajo doméstico y familiar), combinado con otros tipos de cambios de carácter territorial, económico, demográfico y social, ha desembocado en el cuestionamiento de la ordenación actual del tiempo social y, especialmente, en la vindicación de una mayor equidad del tiempo entre mujeres y hombres (Balbo, 1991).
◼️El tiempo, por extensión, se convierte progresivamente en una dimensión esencial para hacer visible la relación entre las personas y el trabajo y, de manera más específica, entre las mujeres y el trabajo, relación que a fecha actual sigue siendo controvertida.
Desde el Proyecto DIGECP promovemos políticas locales que fomenten la corresponsabilidad y construyan municipios más justos y sostenibles. Con el apoyo de la Unión Europea y la colaboración de INDA Iniciativas SL
DIGECP Distintivo para la Igualdad de Género en Pueblos y Ciudades). Este distintivo, apoyado por la UE, certificará el compromiso de los municipios con la igualdad de género, promoviendo la incorporación de la perspectiva de género en sus políticas y actuaciones.
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