Compartimos la Conferencia Inaugural de Núria Varela, periodista, escritora y referente internacional en políticas públicas de igualdad, en el marco de la celebración del V Foro de Municipios Comprometidos con la Igualtat y dentro de los actos previstos del proyecto DIGECP el cual cuenta con el apoyo de la Unión Europea.
Con el título «Feminismo y política local: una alianza para transformar la sociedad», Varela reivindicó el marco internacional de los derechos humanos como fundamento para las políticas de igualdad en el mundo local, poniendo énfasis en instrumentos como la CEDAW y la importancia de proteger la transversalidad de género, la corresponsabilidad y los usos del tiempo en la acción pública.
Alertó sobre el crecimiento de las violencias machistas, ligado a la desigualdad entre mujeres y hombres, y la necesidad de combatirlas desde todos los ámbitos, también desde los gobiernos locales, donde subrayó el papel fundamental de las administraciones municipales como garantes de derechos en las ciudades y pueblos.
Varela insistió en el valor de la evaluación de las políticas locales como mecanismo para mejorar, sostener y legitimar la agenda feminista en la gestión pública. «Igualdad y Corresponsabilidad van juntas en la defensa de los derechos de las mujeres a tener una vida digna y con las mismas oportunidades que los hombres». Sin embargo, comentó que las políticas locales deben integrar una nueva cultura de los usos del tiempo social que incluya tiempo para la formación de equipos técnicos y profesionales en materia de corresponsabilidad.
Hay que hacer un esfuerzo más elevado para integrar la cultura de los usos del tiempo y la corresponsabilidad mediante un conjunto coherente de políticas públicas que actúen al mismo tiempo sobre la regulación, los servicios, la fiscalidad y la educación en valores. Respecto a este tema dio algunas pistas sobre cómo hacerlo.
Marco normativo y derecho al tiempo
Los poderes públicos pueden aprobar leyes que definan el derecho al cuidado, a la conciliación y a la corresponsabilidad entre mujeres y hombres, así como entre Estado, mercado, familias y comunidad, situando el cuidado como un derecho social básico. Este marco debe incluir permisos iguales e intransferibles por nacimiento o adopción, regulación del teletrabajo y jornadas más racionales que eviten la cultura de las horas extras.
Sistemas integrales de curas
La creación de sistemas públicos de cuidados universales y de calidad (guarderías, servicios de atención domiciliaria, centros de día, recursos para dependencia) reduce la carga invisible de las familias y hace posible repartir mejor el tiempo. Estos sistemas deben reconocer el cuidado como parte de los sistemas de protección social y coordinar servicios sociales, sanitarios, educativos y comunitarios en el territorio.
Políticas de tiempo en ciudades y empresas
A escala local se pueden impulsar oficinas del tiempo, planes de ciudad para racionalizar horarios (comercio, transporte, escuelas, administración) y fomentar entornos más cercanos que reduzcan los desplazamientos. En el ámbito laboral, las administraciones pueden condicionar ayudas y contratación pública a planes de conciliación, flexibilidad horaria pactada y medidas de corresponsabilidad dentro de las empresas.
Educación, cultura y sensibilización
Las políticas educativas pueden incorporar el uso responsable del tiempo, la coeducación y la corresponsabilidad de género desde las primeras etapas, trabajando roles y tareas de cuidado en el aula y con las familias. A través de programas de cultura comunitaria y participación vecinal se pueden promover prácticas de apoyo mutuo, voluntariado de cuidados y nuevos imaginarios sobre el valor social del tiempo propio y ajeno.
Apoyo a familias e incentivos
Estrategias específicas de conciliación y corresponsabilidad para familias pueden combinar servicios (canguraje público, actividades extraescolares) con ayudas económicas y ventajas fiscales condicionadas al reparto equitativo de los permisos y de las responsabilidades de cuidado. Evaluar periódicamente estas políticas con indicadores de uso del tiempo, bienestar e igualdad de género permite ajustarlas y consolidar una cultura social que valore el tiempo como bien colectivo.



